SOMOS 井
Galeria Nueveochenta
2013
Mantener viva una planta requiere compromiso,
Galeria Nueveochenta
2013
Mantener viva una planta requiere compromiso,
como mantener viva la memoria de nuestra historia.
GB.
©Gomezbarros
Los entierros clandestinos conocidos como fosas comunes son prácticas cotidianas, sistemáticas y sumarias en la historia violenta de Colombia. En la última década, se sabe, estas prácticas, propias de paramilitares y militares, se han intensificado hasta tal punto que la sociedad, y en particular el arte, se ha visto en la urgencia de visibilizarlas. En este sentido, el arte se transforma en un vehículo que activa la condición de vida, historia y memoria que mantienen los huesos de cuerpos desaparecidos cuyos entierros clandestinos y sistemáticos han tratado de silenciar fallidamente.
SOMOS 井 se plantea como un campo de Árboles, plantados en estructuras de fibra de vidrio. Su forma es la de un Hueso llamado Tibia. La muestra propone una instalación de un conjunto de 29 piezas cada una de 150 cms de alto. Representan 29 Fosas encontradas a lo largo y ancho del país.
©Gomezbarros
SOMOS 井 se plantea como un campo de Árboles, plantados en estructuras de fibra de vidrio. Su forma es la de un Hueso llamado Tibia. La muestra propone una instalación de un conjunto de 29 piezas cada una de 150 cms de alto. Representan 29 Fosas encontradas a lo largo y ancho del país.
©Gomezbarros
La propuesta de SOMOS 井 tiene como fundamento la búsqueda estética de desarticular esos silencios, esos cuerpos convertidos en números. En ese sentido SOMOS 井 propone hacer germinar, de la misma tierra bajo la que han estado sepultados los cuerpos, una serialidad que se hace paisaje. Con esto, la obra, como dispositivo de memoria, rescata del olvido a los pueblos de huesos en que han sido convertidos los cuerpos. La apariencia de un bosque apacible, contrasta, choca y a la vez se articula con la resistencia al olvido, formando un solo paisaje cuyas raíces contenidas en los huesos transforman el bosque de silencio en un paisaje habitado por la desmesura y el exceso de la práctica extendida de desaparición y muerte violenta.
El espectador, al habitar y transitar este paisaje en el que los árboles emergen de los huesos y en el que los huesos contienen a los árboles, potencia una experiencia que busca la revisión del género naturaleza viva y de las definiciones contemporáneas de la muerte. De tal manera, la relación entre la obra y el espectador plantea una apertura de lo representable de la realidad compleja y deformada de la fosa y de la situación límite de las víctimas
©Gomezbarros
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